Odio al
tipo. Lo odio con todas mis fuerzas.
Tengo
que encontrarle antes que ellos. Sabemos dónde está.
Lo
sentimos. Lo percibimos.
En
liberarme lo encontraré y lo mataré….
Lo
juro.
.
.
Soy
liberado en una avioneta. Alejándome.
Voy la
cabina, pero no pilotaba nadie. Rápidamente tomo los mandos de la nave y doy
media vuelta. Pero sigo alejándome.
No me
sirve…
Abro la
puerta… y salto.
El aire
me da en la cara, acelerando a cada segundo… Y llego al suelo.
Hoy soy
fuerte. El cráter que acabo de generar lo corrobora.
Empiezo
a correr, esta vez voy en la dirección correcta.
¿Podré
volar?
Salto,
pero caigo rodando por el suelo… Hoy no.
Noto un
peso en mi cadera.
Sin
cesar de correr encuentro un arma.
Terminaré
con el de un solo disparo.
Cuando
de repente empiezo a darme cuenta de que no he llegado a tiempo.
El arma
se escurre entre mis dedos, como si de agua se tratase.
Empieza
a faltarme el aire. No puedo respirar. Y caigo al suelo. Prisionero de nuevo.
Estoy en un desierto. Con mucha
gente. No lo siento. Esta noche está muy lejos. Espero a que termine…
Llueve.
Mucho.
Sonrío.
Lo
tengo muy cerca.
Levanto la vista hacia el cielo; estoy en una
jungla.
Empiezo
a trepar por un árbol. Estas garras lo hacen muy fácil.
Voy
sigilosamente entre las ramas… Y le veo.
Una
sensación de alegría me inunda. Lo voy a conseguir.
Es mío.
Va a
morir.
Me
acerco al acecho, pero algo sale mal. He pisado una rama demasiado delgada y se
ha movido.
Disparos
que pasan rozándome. Todo sucede muy deprisa.
Salto
con la intención de acabar con el de una vez por todas. Pero algo sale mal.
Nada
más despegar las patas del árbol, un disparo de su ayudante impacta en un
costado, y caigo desplomado.
Sin
dolor, pero incapaz de levantarme.
Lo tengo a tan siquiera a 5 cm y no puedo
acabar con él. Esta noche también me rindo…
Hoy es
mi noche. Lo presiento. Todo oscuro,
perfecto.
No está
nada cerca, pero hoy soy rápido.
Levanto
la mirada. No hay luna.
Mejor
Mucho
mejor
Salto y
empiezo a volar, hoy no fallaré
Me
acerco a una velocidad vertiginosa.
Y le
veo.
Saco la
espada y ataco sin previo aviso.
Pero me
esquiva y rueda por el suelo.
Hoy es
mi noche.
Se
levanta y blande su espada, pero hoy tiene miedo.
Hoy es
mio.
Pienso
saborear el momento.
De un
espadazo corto su espada en 2.
Empieza
a llorar.
Yo rio.
Por
fin.
De una
patada lo arrojo al suelo.
Lo
miro.
Llora
desconsoladamente.
Me
gusta.
Me
pongo encima de él.
Con el
pie le aprieto el pecho y lentamente le hundo mi espada….
¡¡Alegría
infinita!!
Empieza
a derrumbarse todo, mi espada se deshace como arena, empiezo a desaparecer,
pero me da igual.
Hoy he triunfado yo…
Odio al
tipo…
Lo odio
con todas mis fuerzas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario